La madurez es una cosa terrorífica...buscada por algunos y tan temida por otros. Es un proceso de auto aprendizaje muy complejo...a veces durante muchos años y a veces en cuestión de segundos...
Lo que nadie cuenta sobre la madurez es la constante manía de quitarle méritos a nuestros logros pasados. Nuestras divertidas proezas de niñez pasan a convertirse en una bobería infantil en las cuchillas de una visión madura pseudo-objetiva... Aprender a peinarse...trepar ese árbol que tanto temíamos...o simplemente animarnos a saludar a la niña que nos gustaba. Actos que en su momento nos hacían sentir tan seguros e infinitamente felices...nos dedicamos tanto a pretender entender nuestro entorno y sus razones, que le restamos gran importancia a nuestras pequeñas victorias personales; esos momentos en los que por fin uno era el héroe y protagonista de la película emocionante de turno, donde realmente sentías que si cerrabas los ojos y te concentrabas mucho, podías salir volando o incluso ver mucho mas allá de lo evidente (1). Intentamos con todas nuestras fuerzas borrar esos rastros de inocencia, de conquistas ínfimas con goces magnánimos. Intentamos olvidar que alguna vez fuimos tontos y credulos...y que sin embargo eramos completamente felices...
(1) - Si Leono, seguís siendo mi héroe :D
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